La cooperación no es solo colaboración. Es integrar vínculos técnicos y generar espacios de intercambio, compartir experiencias y transferencia de conocimientos, es validar objetivos institucionales y complementar los esfuerzos nacionales en materia de desarrollo para fortalecer las capacidades del Estado.
Dr. Carlos Parera, Director Nacional de INTA y vicepresidente de FONTAGRO.
Desde su creación, hace más de 65 años, el INTA integra y promueve la cooperación en cada instancia de trabajo junto a organismos de ciencia y técnica de América Latina y el Caribe, para compartir todas sus actividades, líneas de investigación, articulaciones y proyectos. Un marco exitoso de esfuerzos conjuntos que este año se ha ratificado en la Semana del Conocimiento organizada por FONTAGRO, el pasado mes de julio en la provincia de Mendoza, Argentina.
Allí quedó claro que una cooperación que potencia los mecanismos de integración, donde todos los países miembros sean beneficiarios y compartan los conocimientos, hace a que los INIAs y otros organismos de ciencia y técnica enfoquen sus estrategias en contribuir con la generación de soluciones tecnológicas, mediante la articulación y cofinanciamiento de plataformas de innovación y así poder dar respuesta a problemáticas comunes de los sistemas agroalimentarios de la región.
En este sentido, quedó claro que no solo se trata de analizar avances, retos y lecciones aprendidas, sino que la tarea es emprender proyectos con enfoques sistémicos y de integración local, con instituciones de diverso orden como facilitadoras para promover alianzas junto a productores.
Los beneficios de los proyectos de cooperación regional necesariamente involucran todo un conjunto de interacciones entre los distintos actores sociales que llevan adelante actividades productivas y, a su vez, demandan una mayor capacidad organizacional. Esta última tan necesaria para aprovechar y generar un sistema integral para la innovación y el emprendimiento, para que la ciencia y tecnología potencien la matriz agrobioindustrial regional.
Asimismo, en el desarrollo productivo y la transformación de la matriz productiva regional, la ciencia y la tecnología son parte de la solución y no del problema. De hecho, la determinación de políticas y la definición e implementación de instrumentos como también incentivos regionales apoyan una política integral de proyección internacional.
En estos 24 años de vigencia, FONTAGRO se ha consolidado como un mecanismo de cooperación para el cofinanciamiento de proyectos de innovación para agricultura de los países miembros, con el apoyo de socios estratégicos y la colaboración de los patrocinadores como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Instituto de Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
A los fines de ampliar las oportunidades, sobre la base de esfuerzos conjuntos con socios estratégicos, desde FONTAGRO es posible definir agendas de cooperación, elaborar acciones tendientes a desarrollar y fortalecer plataformas de investigación, vinculación, transferencia y extensión.
El contexto actual interpela a los países de la región y a sus instituciones de ciencia y técnica para anticiparse y abordar demandas, necesidades y oportunidades. Es decir, aportar respuestas que se enfoquen en la generación de alternativas tecnológicas al alcance especialmente de los pequeños agricultores, con inclusión y equidad de género, fortaleciendo capacidades e integrando a jóvenes y pueblos originarios como parte de las políticas y planes de gestión institucional.
Estas necesidades le demandan al INTA enfocarse en la generación de espacios para el intercambio de información, conocimientos y tecnologías. A la vez que construye e impulsa procesos de innovación para responder a las realidades de los territorios, identificando oportunidades de transformación e incorporando los saberes e intereses locales para el desarrollo sostenible.
La política de cooperación ha sido y es uno de los programas que el INTA tiene altamente valorados. Las distintas actividades de cooperación que desarrolla nuestra institución con países latinoamericanos, del Caribe, africanos y asiáticos son también una muestra cabal de que en los últimos años las metas y objetivos que se habían fijado originalmente se fueron cumpliendo y reconociendo las fortalezas que generan las alianzas para lograr la construcción de políticas de cooperación multilateral.
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Sobre FONTAGRO
FONTAGRO se creó en 1998 con el propósito de promover el incremento de la competitividad del sector agroalimentario, asegurando el manejo sostenible de los recursos naturales y la reducción de la pobreza en la región. El objetivo de FONTAGRO es establecerse como un mecanismo de financiamiento sostenible para el desarrollo de tecnología e innovaciones agropecuaria en América Latina y el Caribe y España, e instituir un foro para la discusión de temas prioritarios de innovación tecnológica. Los países miembros son: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En los últimos 25 años se han cofinanciado 195 plataformas regionales de innovación agropecuaria por un monto de US$139.7 millones, que ha alcanzado a 1809 instituciones y 35 países a nivel mundial.
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